La
respuesta fácil sería: "No". Mi madre murió hace una
semana porque tenía 67 años, arrastraba una discapacidad desde los
44 que generaba cada vez más complicaciones, y en las últimas
semanas su salud había empeorado notablemente. Lo que los creyentes
expresarían como: "Había llegado su hora".
Sin
embargo, ¿habrían podido hacer algo más los profesionales
sanitarios que la atendieron para evitar su muerte? Sinceramente, no
veo cómo. ¿Cómo pueden atenderte debidamente en un servicio de
Urgencias permanentemente colapsado?, donde los médicos de guardia
tienen que decidir si atienden primero a la mujer que está de parto,
al chaval con politraumatismo o al abuelo que tan apenas puede
respirar. Donde las enfermeras, que hacen turnos interminables, y no
son robots, sino personas con sus propios problemas personales,
tienen que tratar con enfermos quejumbrosos, médicos estresados y
familiares desesperados que vuelcan su ira y su rabia con ellas, por
tenerlas más cerca que nadie. ¿Cómo podrían hacer más pruebas de
las estrictamente necesarias?, cuando faltan camas, medios, personal.
¿Qué otra opción tienen, sino mandarte a casa?
Y
cuando la cosa fue más grave, y la hospitalizaron, ¿podrían haber
hecho algo más? Sigo sin ver cómo. Aunque las primeras pruebas
dieran negativo, y pese a que los síntomas perduraban, ¿cómo se le
puede estar exigiendo a un médico que tenga que decidir a quién
deja morir y a quién no? Porque eso es exactamente lo que pasa. Si
faltan camas, pero siguen llegando pacientes, no queda más remedio
que buscar la solución menos mala, que suele ser mandar a casa a los
abuelos nonagenarios que ya "han vivido suficiente", a los
que requieren tratamientos que exceden la capacidad del hospital, y a
pacientes que, al igual que mi madre, pese a tener síntomas
preocupantes que precisarían observación continua, están
relativamente bien ("en apariencia"). Y así al menos
pueden ingresar al chaval con la rotura de tibia, a la niña con
lesión medular, a la embarazada con complicaciones...
¿Y
las ambulancias? ¿Habría sucedido todo de otra manera si hubiera
habido una Uvi-Móvil disponible mientras mi madre agonizaba en casa,
en vez de una ambulancia sencilla sin un triste desfibrilador ni una
bombona de oxígeno?
Mi
familia y yo nos quedaremos ya siempre con estas dudas, pero no dejo
de preguntarme, en vista de todo lo vivido: ¿cúantas muertes se
podrían haber evitado en estos últimos años si no hubiera habido
recortes? ¿cuántas familias no habrían quedado destrozadas si no
hubiera habido recortes? ¿cuántos profesionales de la sanidad
seguirían trabajando para garantizar la sanidad universal en este
país si no hubiera habido recortes?
Cada
vez que tengo que ir al médico de cabecera me dan la cita más
alejada en el tiempo. Si se trata del especialista ya ni te cuento.
Da igual que precises citas mensuales con tu cardiólogo, o tu
psiquiatra, o tu endocrino. El sistema está desbordado. No da para
más. Le faltan recursos.
Pero
eso sí, soy autónomo, y cada mes me sangran la cuenta corriente
para que contribuya a la seguridad social, por mí y por mis
empleadas. Es decir, que aquí todos estamos pagando religiosamente,
porque en impuestos no ha habido recorte (más bien lo contrario),
pero sí en los servicios básicos.
No
voy a apoyar a un partido que se ha dedicado a desmantelar la
sanidad, la educación y la hucha de las pensiones, con el agravante
de que uno de los ejes de su última campaña electoral fue
precisamente la defensa de dichos servicios. Los mismos que,
mientras, se enriquecían a costa del dinero público, robaban,
cobraban comisiones, permitían la corrupción de sus miembros, le
ponían zancadillas al voto en el exilio, cometían fraude electoral
llevando a votar a su partido a viejos con demencia, imponían leyes
para dificultar las investigaciones a sus crímenes, se llevaban su
dinero a paraísos fiscales, favorecían a las sicavs, repartían
sobres, miraban para otro lado, creaban otras leyes a medida para
censurar las protestas ciudadanas, enturbiaban el clima político
intentando manipular la opinión pública, retorcían las encuestas
para que dijeran lo contrario de la realidad, y básicamente se nos
reían en la cara.
Los
votantes del Partido Popular habéis contribuido a que se dejara
morir a quién sabe cuántas personas, permitido a los grandes bancos
campar a sus anchas fomentado la cultura del pelotazo, habéis sido
artífices de la sumisión a los mercados financieros por encima de
las personas, os habéis dejado manipular y engañar por unos simples
trileros con corbata, habéis permitido que vuestras vísceras os
animaran a votar en contra de vuestros propios intereses, y los de la
mayoría de españoles..
Ojalá
que, por alguna causa derivada de la incompetencia de vuestro
partido, nunca os toque pasar por lo que mi familia, y tantas otras
familias estamos pasando, aunque quizá esa fuera la única manera de
que comprendierais de una maldita vez que vuestros votos generan
sufrimiento, desigualdad, hambre para hoy y hambruna para mañana,
generan un futuro de pobreza y trabajo precario, el exilio de
nuestros jóvenes más brillantes, generan corrupción, saqueo del
dinero público, privatizaciones que convierten nuestro estado
democrático en un estado dirigido por las grandes empresas. Vuestro
voto genera sufrimiento. Y eso os convierte a vosotros en complices.
Cómplices de la caída en picado del estado del bienestar este país,
idiotización de España mediante recortes a la educación y
adoctrinamiento desde los medios de comunicación. De la perpetuación
de una clase política mentirosa, manipuladora, incompetente,
egoísta, traidora y corrupta. Y creo que el motivo real por el que
votáis a ese partido es que no estáis preparados para tener
políticos serios, honrados, cumplidores, comprometidos,
trabajadores, inteligentes, cultos, porque entonces, ¿qué excusa os
quedaría? Necesitamos políticos ejemplares que nos ayuden a ser
ciudadanos ejemplares, y no marionetas sumisas que mientras son
vapuleadas por estos hipócritas, todavía hay alguno que les ríe
las gracias.
Y
a los que os quedáis en casa el día de las elecciones por desidia,
por vagos, porque repetís como borregos la cantinela de "para
qué votar, si son todos iguales" o "a mí es que la
política no me interesa", o porque tenéis tantos pajaritos en
la cabeza que aún no habéis comprendido que la abstención y los
votos nulos son tan dañinos o más que votar a esa panda de
delincuentes... tengo una mala noticia que daros: vuestra actitud es
igual de nefasta, y sois tan responsables (o más) de este desastre
que los que votan a las gaviotas que se nos cagan en la cabeza. Igual
de responsábles, que os quede claro. Lo único que os puede redimir
es que votéis en lugar de aquellos que no pueden votar. Por los
exiliados expulsados del sistema a base de burocracia y trabas
administrativas, por los enfermos que estarían fuera del hospital si
hubiera recursos suficientes para haberlos tratado antes, pero sobre
todo, deberíais votar por mi madre. Por mi madre que no quería ver
este país en manos de desalmados. Por mi madre y todas las madres,
hijos, padres, abuelos que estarían vivos si el Partido de la
Vergüenza no hubiera rescatado a los bancos a costa de las personas.
Votantes
del PP y abstencionistas convencidos: Por mí, y parafraseando a
aquel sabio paisano que ya nos dejó, podéis iros todos a la mierda.
¡A LA MIERDA!
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